sábado, 23 de mayo de 2009

De vuelta a la vida ¿cotidiana?

Giovina se despidió con un beso y un hasta pronto.

No tenía nada que hacer en todo el día, y la investigación seguiría su curso, tenía la impresión de que pasaría algún tiempo sin saber nada del inspector Arribas. Volví a mi gimnasio, nada más entrar noté que todas las miradas se posaban en mi, el dueño del gimnasio, Jose Ángel, se acercó y me preguntó por mi salud, en un principio pensé que era porque me había ausentado mucho en los últimos meses, pero comprobé que su curiosidad iba más allá, me contó que la policía estuvo registrando mi taquilla y que habían interrogado a algunos incluido el, pero nadie sabía nada sobre mi vida. Nunca he sido dada a confiar mi vida a nadie, no hago muchos amigos y no me gustan los comentarios sobre otras personas, podría decirse que soy una persona reservada y tengo la tendencia a obedecer a mis instintos, los 'nuevos' en mi vida me tienen que entrar por los ojos, han de darme buenas vibraciones, incluso así, ha de pasar mucho tiempo para que pueda confiar si es que lo hago, y después de haber confiado en la falsa Violeta y en sus palabras me resultaba aún más difícil.

Al dueño del gimnasio (Jose Ángel) lo conocí cuando me apunté al gimnasio hace cuatro años y exceptuando el saludo diario por cortesía no hemos intercambiado más de cuatro palabras, lo que se de el es por mis compañeras de ejercicios, sobre todo de un par de ellas que bien podrían ganarse la vida en un programa de cotilleos, la información que tengo sobre el y mis impresiones coinciden en que es una persona que no es capaz de centrarse, que se toma la vida a la ligera y hace lo que le viene en gana, algunas veces le oí hablar de su mujer y de su hijo y sentí ganas de taparle la boca y que se tragara sus palabras, es un hombre encantador, todo lo encantador que le permiten el resto de las mujeres, ahora sus encantos estaban dirigidos a una brasileña de pocos escrúpulos, que aún sabiendo que es un hombre casado y padre de un niño no la importa mostrar sus 'cariños' en el gimnasio delante de todo el mundo, a veces he podido observar un poco de dignidad en el cuando intenta pararla los pies, lo último es qué está metido en un buen lío porque la brasileña le ha amenazado con contarle a su mujer su relación, según parece se ha crecido y pretende tenerle en exclusiva. Mónica una de las del gimnasio dice que es un estúpido porque va a salir de Málaga para meterse en Malagón, y que la brasileña en cuanto consiga una estabilidad económica que es lo que busca le va a poner los cuernos todos los días, - le estaría bien empleado, por cabrón -. Así qué cuando se dirigió a mi sentí un poco de lástima por el y mi curiosidad (antes inexistente en estos casos) me llevó a darle conversación, el quería saber cosas sobre mi vida y yo quería saber como había resuelto sus problemas.

Nos sentamos en las escaleras que daban a la calle y le conté por encima el lío en el que estaba metida, claro que sin dar detalles ni contar nada de los asesinatos ni de los diamantes, sólo que estaba colaborando en una investigación con la policía, que habían ido a recoger unos papeles de mi taquilla al no poder ir yo misma por estar fuera de la ciudad. Y, sin saber como Jose Ángel empezó a contarme que el estaba metido en un lío terrible, que estaba enamorado de su mujer y que quería muchísimo a su hijo, pero que una brasileña con la que tenía una aventura le tenía pillado.
- Lo peor es que no me apetece ni verla y mucho menos tener relaciones íntimas con ella, he empezado a tenerla manía, me resulta desagradable, ya no encuentro nada en ella que me atraiga a pesar de ser una mujer guapísima con un cuerpo de vértigo ha logrado despertar lo peor que hay en mi. Te juro que si salgo de esta no vuelvo a mirar a otra mujer que no sea la mía, me tiene amenazado, dice que si la dejo se lo contará a mi mujer y entonces la perderé, y estoy seguro de que es capaz de hacerlo, y no quiero perder a mi mujer y a mi hijo. Además ahora tengo que pasarla dinero y no se como justificarlo, cada vez es más difícil porque mi mujer lleva las cuentas. Creo que sólo una mujer como tu puede ayudarme, habla con ella por favor y haz que entre en razones. Sus palabras se atropellaban, hilaba unas frases con otras como podía, sus nervios le estaban delatando. Me dije a mi misma: si los hombres en el momento de seducir o dejarse seducir por otra mujer pensaran que lo mismo que está haciendo el lo hace otro y que es su mujer la que está siendo seducida se lo pensarían dos veces.

No sabía que decirle, sólo se me ocurrió algo así como: todo pecado tiene su penitencia, pero claro era lo mismo que no decirle nada de nada. Le previne de que jamás hablaría con la brasileña, que sólo faltaba que me metiera en otro lío porque estaba segura de que me metería y no saldría bien parada, y que lo único que podía hacer es intentar aconsejarle si estaba realmente arrepentido, y le advertí que no me hiciera perder el tiempo porque si me mentía y lo que quería era salir de esta para meterse en otra la que se enfadaría de verdad sería yo, me prometió que no me mentía, así que le di vueltas a mi cabecita y le dije: escucha bien: lo primero que tienes que hacer es cambiarte de casa, le dices a tu mujer que estas harto de tanto viaje y que has visto un piso cerca del trabajo que os vendría muy bien, como tu piso es alquilado no creo que tengas problemas, y la animas diciéndola que el colegio que hay en la misma calle es de los mejores para tu hijo, de esa manera la brasileña sólo podrá localizarte en el trabajo y no dejes que siga en el gimnasio, puedes hacerlo porque tienes reservado el derecho de admisión, tampoco la des más dinero, ya se cansará, incluso puede que tengas suerte y que en ese espacio de tiempo encuentre otro 'primo' y te deje en paz, pero sobre todo no le cuentes nada a tu mujer, al menos de momento. Le miré y me di cuenta que estaba desesperado de verdad porque me escuchaba sin perder detalle, decidí dar un tono más absoluto de auténtica reprimenda para que se lo tomara en serio y muy enfadada le dije: espero que hayas aprendido a mantener tus cojones guardados en la bragueta, ya sabes algunos polvos se convierten en lodos o más bien en arenas movedizas dónde te hundes. Me sorprendí diciéndole aquellas palabras pero surtieron efecto.

Nos habíamos pasado una hora hablando mientras el resto de compañeros hacían sus ejercicios. Me levanté y entré a hacer un poco de bicicleta, mientras pedaleaba me dije ¡Selene, vas de lío en lío desde hace algún tiempo, deberías parar un poco!.

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