jueves, 28 de mayo de 2009

Presentación del libro de Roberto

Había estado unos días sin poder salir de casa por culpa de la maldita alergia, me pasa todas las primaveras, mi cara se hincha como un globo, los ojos se me enrojecen y toda yo soy un cromo, si añadimos que no paro de estornudar el cuadro es completo. Ya me encontraba mejor pero no tenía ánimos para nada y precisamente hoy llegan Giovina y Roberto a Madrid, le prometí a Giovina que estaría en la presentación del libro de Roberto y que después nos reuniríamos para comer y hablar un rato de todo o pasado.

A las nueve de la mañana salí de casa con los antiestamínicos en el bolso y me dirigí al hotel dónde se hacía la presentación del libro. Me suelen aburrir muchísimo este tipo de acontecimientos, así que me senté en una de las últimas filas de asientos que estaban dispuestos para los asistentes a la presentación del libro (casi todos periodistas). Cuando terminó llamé al móvil de Giovina y quedé con ella en una cafetería próxima a hotel. Esperé casi una hora hasta que aparecieron, estaban eufóricos, el libro de Roberto estaba teniendo una buena acogida tanto en Italia como en España y ya habían publicado una segunda edición, su saludo fue muy cariñoso y tuvieron la deferencia de no referirse a mi lamentable estado físico (la alergia seguía haciendo de las suyas). Hablamos sobre todo del caso en el que estaba colaborando con la policía, Roberto decía que bien podría escribirse una novela de misterio, pero no se como desvió la conversación hacia su libro y empezó a contar su gran devoción por la literatura y los muchos libros de poesía y novelas que pensaba publicar con las ganancias de este libro, me recordó aquello de vender la vaca antes de obtener las ganancias del cántaro de leche que terminó derramada. En el momento en qué Roberto se levanto para ir al WC, Giovina me hizo algunas confidencias

G: puedo hablar delante de el porque desviaría la conversación, a pesar de que sabe que estás al tanto de todo, aún no ha asumido su intento de suicidio, o más bien es como si no hubiera pasado, nunca habla de ello, y cuando quiero abordar el tema corta por lo sano y no me escucha o cambia la conversación, estoy muy preocupada, ahora sólo habla del éxito de su libro, incluso creo que se le está subiendo un poco, actúa como un gran divo como habrás podido observar.


En la cara de Giovina se reflejaba cansancio y preocupación, de repente desapareció la euforia fingida de cuando llegaron y mostró su verdadera cara, me sentí un poco apenada, no la conocía mucho, pero si lo suficiente como para compartir mucho más de lo que compartiría con otras amigas de hace tiempo
G: Tengo miedo de que su ego crezca tanto que termine por ver sólo este éxito, o más bien que sólo vea la parte de el que le interesa y si vienen mal dadas, y esto sólo sea efímero, vuelva a recaer.

Se iban a quedar dos días en Madrid, Roberto tenía que ir a dos programas de televisión para promocionar su libro y Giovina me pidió que les acompañara para poder hablar conmigo con más calma mientras el estaba rodando los programas.

Al día siguiente me reuní con Giovina en los estudios de televisión, no nos quedamos para ver el rodaje de la entrevista, dejamos a Roberto y nos fuimos a dar una vuelta para poder hablar. Caminamos una media hora y nos sentamos en uno de los bancos del parque al que habíamos llegado. Giovina empezó a contarme lo sucedido desde que salieron de la clínica de Roma, yo escuchaba sin mediar palabra porque me di cuenta que necesitaba desahogarse, me contó que cuando salieron de la clínica Roberto estaba tan feliz que no dejaba pasar un sólo minuto del día sin dedicarse a cualquier actividad

G: ¡No paramos!, lo curioso es que yo quería complacerle en todo, me sentía culpable y responsable de todo lo que le había pasado, mi sentimiento de culpa me ha llevado a cometer muchos errores, el primero no recordarle nunca su debilidad, nunca hablé con el del porqué de aquella mala decisión, de su falta de paciencia, de su desesperación, sólo hablamos de la mala fe de mi hija, la hace responsable de todo, yo no digo que no fuera así, pero el es un hombre maduro y Liuva una chiquilla que me adora y actuó mal aconsejada, me digo a mi misma: tiempo al tiempo ... pero creo que tengo que empezar a poner límites si quiero seguir adelante. Los días que pasé con mis padres hablé mucho con mi madre, es la mejor mujer de mundo y tiene intuición para todo lo que me pasa, me vuelvo transparente en su presencia, me dijo que me notaba inquieta, sin control, viviendo una vida sin tregua y que la vida de todos necesita momentos de serenidad, un interior acorde con nuestros sentimientos porque los sinsabores llegan de fuera, con imprevistos que no podemos controlar, que al menos hemos de controlar nuestra paz interior para poder ser felices, me recordó que yo no tenía paz interior, y que por eso lo primero que tenía que hacer era centrarme. Nunca la conté lo pasado con Liuva y cuando nos fuimos me recordó que debía encontrar equilibrio en mi vida, que el amor ha de ser profundo y lo suficientemente sólido como para aguantar los ataques internos y externos, me lo dijo de tal forma que sin haberla contado nada parecía saberlo todo. Quedé en regresar muy pronto con Roberto para que lo conocieran (entonces tenía la esperanza de encontrarlo sin más), pero no he vuelto no quiero que conozcan al Roberto preocupado sólo de su éxito, hablando tanto de si mismo y de su obra que hace que los demás le adulen o le odien, una de dos, incapaz de mantener una conversación en la que no aparezca su obra literaria como protagonista, siempre dirige la conversación hacia el mismo punto hasta que termina aburriendo, ha cambiado mucho. El mes que viene celebramos nuestro aniversario, un año juntos, estoy segura que ni se acuerda, tendré que recordárselo, no me mal interpretes estoy segura de que está enamorado de mi, de lo que no estoy tan segura es de si se quiere más a si mismo, es como si hubiese pasado de un extremo a otro, de quererme más que a su propia vida a querer su éxito más que a mi. Espero que sea pasajero porque no se como reaccionar por eso te lo cuento para que me des alguna idea.


Aconsejé a Giovina lo mejor que pude, la recomendé que antes de seguir con la gira de promoción Roberto debería ponerse en manos de un psiquiatra, después de un intento de suicidio no creía posible recuperarse sin más, sólo un especialista le ayudaría a superarlo para no recaer, bloquear algo tan serio podría tener graves consecuencias. Al mirar al frente vi a Roberto que se acercaba y le hice una seña a Giovina para desviar la conversación

G: Mañana nos vamos a Barcelona, tenemos intención de quedarnos una temporada por allí.
R: Bueno chicas, ¿qué tal?
G: Estábamos recordando cuando nos conocimos hace casi un año, cuando Selene estuvo con uno de sus hijos y se metieron sin pretenderlo en las revueltas de Vía Augusta, la carrera que nos dimos hasta hallarnos lejos de todo, yo te había conocido sólo dos días antes y era nuestra primera cita, ¿lo recuerdas?
R: Si, fue emocionante
Y con contundencia Roberto me miró
R: Selene tenemos que irnos aún nos queda mucho por hacer, me ha dado gusto volverte a ver.

Dejó dinero en la bandeja para pagar la cuenta y se levantó, entonces Giovina contrariada se disculpó y me dijo que ya me llamaría, que me pensara el ir a visitarlos a Barcelona porque Roberto pensaba volver a escribir ahora que estaba de nuevo en su casa y que ella tendría mucho tiempo libre para visitar la ciudad. En realidad era una invitación de súplica para que no la dejara sola en esta situación.

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