jueves, 4 de junio de 2009

Discusiones

Ven al gimnasio lo antes posible, era el mensaje de José Ángel en mi móvil, amén de dos llamadas perdidas. Antes de tomar ninguna decisión le llamé

Hola, soy Selene, ¿qué pasa?
Tengo que hablar contigo, ¿puedes venir un momento esta
mañana?
¿Ha pasado algo?
No, no te preocupes, sólo quiero contarte una idea que he tenido, pero no por teléfono
De acuerdo, pero no se si podré ir ahora
Muy bien, llámame con lo que decidas. Hasta luego
Hasta luego

Eran las diez de la mañana, había pensado tener un día tranquilo de lectura y terminarme la novela policiaca Muerte en la vicaría, de Agatha Christie, me divertía metamorfosearme en Miss Jane Marple y resolver los asesinatos.

Empecé a releer novelas policiacas al verme envuelta en el asesinato de Boris (a veces la realidad supera la ficción) después leería la vida y obra de Agatha Christie, me parecía fascinante, sobre todo aquel episodio de su desaparición durante diez días a los 36 años, también quería terminar de leer el relato detectivesco Los crímenes de la rue Morgue de Edgar Allan Poe. Devoraba las novelas policíacas desde niña, quizá me había convertido en una perfecta analista de situaciones y gozaba con la actividad intelectual de desentrañar misterios, ponía a prueba mi capacidad de deducción con todo tipo de operaciones previas y después las analizaba como haría un matemático, por eso lo que para otros era lo más absurdamente sencillo me podía llevar a la resolución de un misterio.

Mi marido siempre recriminaba mi fantasía con frases como: pon los pies en la tierra’, pero le gustaba escuchar la exposición del análisis de los hechos que le relatva, y con expresión de rendirse ante lo evidente y aire ofendido me decía : desde luego ingenio no te falta querida, entonces mi orgullo hacía una de sus apariciones estelares y nos enfrascábamos una y otra vez en una discusión sobre el ingenio y el poder analítico porque yo mantengo que no es simple ingenio lo que lleva a la resolución de un misterio, porque aunque el analista es necesariamente ingenioso, el ingenioso está con frecuencia notablemente incapacitado para el análisis, por eso yo nunca seré ingeniosa como el dice, sino analítica e imaginativa porque para mi lo primero es el análisis de las distintas situaciones para poder imaginármelas y llegar a una conclusión.

Me olvidaría de la lectura de momento, no podía concentrarme, le había dado largas a José Ángel pero lo mejor es que le llamara para decirle que iba a pasarme por el gimnasio.

La idea que tenía José Ángel era descabellada, que yo me hiciera cargo del gimnasio mientras el solucionaba sus problemas, aunque en realidad podía hacerlo, entrar a las nueve de la mañana y salir a las nueve de la noche, sin poder salir ni a comer (tendría que comer en la habitación-despacho-cocina que tenía el gimnasio), me negué rotundamente, pasarme todo el día enclaustrada no me interesaba y tampoco me decía el tiempo que duraría aquella encerrona, una semana, dos...., pero pensé en mi hijo Guillermo que estaba buscando la manera de sacarse unas pelas para hacer un viaje con su nueva novia y se lo propuse a José Ángel: Conozco dos tortolitos que estarían encantados si les pagas bien, al final quedamos en que ambos se pasaran por la tarde y hablaría con ellos. Era la solución perfecta, el gimnasio no cerraría y si ocurría algo yo me enteraría porque mi hijo me tendría informada puntualmente, y yo quedaba libre para poder viajar a Barcelona para ver a Giovina como tenía previsto.

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