sábado, 21 de febrero de 2009

Dispositivo encubridor

Llamé a Violeta, pero había desconectado el teléfono, seguramente había decidido acostarse temprano. Me di una ducha, hice la cena y esperé a mi familia para cenar; no había contado nada de mis andanzas en casa, ni pensaba hacerlo.

Ya eran las once, habíamos terminado de cenar, y cada uno se retiró a su habitación, yo decidí leer el periódico antes de acostarme.

- Científicos crean un manto de invisibilidad parcial

El escritor H.G. Wells se lo imaginó en su obra de finales del siglo XIX, y este año los científicos han avanzado lentamente hacia la creación del hombre invisible. Investigadores de la Universidad Duke han creado un dispositivo encubridor que puede hacer a los objetos invisibles a la luz de microondas. El dispositivo funciona redirigiendo los haces de microondas alrededor del objeto, en un modo que recuerda al de los cantos rodados en los arroyos desviando el flujo de agua. -.


Esa sería la solución perfecta, poder investigar sin ser vista, mi mente empezó a funcionar a toda máquina, todas las situaciones inimaginables acudieron a ella, en realidad era como si fuera invisible para la doctora Soto y Boris, no me conocían, por tanto no me reconocían, podía estar a su lado sin que sospecharan nada, incluso podría intentar un acercamiento, excepto en el hospital, allí me había hecho 'demasiado visible'.


Al día siguiente, apenas me levanté empecé a investigar en internet, ¡increíble!. ¡como no se me había ocurrido antes!, allí estaba, delante de mis ojos, la dirección de correo electrónico de la doctora Soto para poder hacer consultas sobre temas médicos de los libros que había publicado.

Decidí escribirla.


- Querida doctora Soto, estoy muy interesada en sus estudios sobre las afecciones de oído, su tratamiento y prevención, me gustaría hablar personalmente con usted o poder acudir a su consulta. Espero su respuesta. Atentamente, su ferviente seguidora -.


Lo de su ferviente seguidora, lo incluí, por eso del halago gratuito. Terminé de arreglarme, y como Violeta no llamaba. volví al ordenador para ver si me había contestado la doctora Soto, y así fue, me había contestado, me indicaba la dirección de su consulta, donde estaría encantada de recibirme.


Llamé a Violeta, acababa de levantarse, la conté lo del viernes pasado y mis nuevos descubrimientos.


Violeta: Al final te voy a tener que pagar por horas, como a un detective privado, se rió.


Quedamos en la puerta de la consulta de la doctora Soto, yo subiría y ella me esperaría cerca hasta que saliera. La consulta era privada, cuando entré me atendió una enfermera y me citó dos días después a las diez de la mañana, no tuve ocasión de nada más. Violeta se defraudó un poco cuando aparecí a los cinco minutos. Cruzamos la calle y nos metimos en un Vips, nos pusimos a hablar de la noticia que había leído en el periódico el día anterior.


- ¿ tú crees que si pudiésemos ser invisibles, habría convivencia?, yo creo que la sociedad sería otra, o no sería sin más, ya nadie aguantaría ni lo más mínimo, en cualquier situación incómoda todos desapareceríamos, o lo que es peor, tampoco habría nada por lo que luchar, todos tendríamos acceso a todas partes, los drogadictos a sus drogas, los asesinos a sus víctimas, ... sería la sociedad de la espera, de esperar a que los otros durmieran para conseguir todo lo que quieres, al final sería una sociedad de neuróticos, nadie tendría el poder, dejaría de existir el esfuerzo, incluso la felicidad tal y como se concibe, sería el caos, desapareceríamos en un corto período de tiempo. -


Violeta: Surgirían nuevas soluciones, siempre surgen cuando hay nuevos problemas.


Y así, con la contundente afirmación de Violeta, dimos por zanjado el tema.


No sabíamos qué hacer, nuestra investigación parecía estar estancada, a la espera de la cita del jueves.

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