domingo, 29 de marzo de 2009

El 'manitas' en la basura

Estaba tan cansada que no podía pensar, el miedo había desaparecido, no temía por mi vida. Le dije a mi compañero de pasillo que necesitaba salir de allí aunque sabía que me lo impedirían. Me retiré al otro extremo del pasillo, no quería saber nada más de aquella historia, ya estaba cansándome, necesitaba poner en orden mis pensamientos y no sólo respecto a aquel lío tan absurdo en el que me involucraron.

No sabía nada de mi marido ni de mis hijos, no sabía si me importaba o no, y aquello me asusto. Ellos, siempre preocupados de ellos mismos, mi marido, de sus problemas, de su propio mundo interior, y al que no le afectaban los problemas de sus hijos porque estos no tenían derecho de réplica, recordándoles siempre lo mucho que hacía por ellos, y pensando que no tenían ningún derecho a sufrir ni a quejarse con 'todo lo que tenían', mis hijos, en su mundo, en su complejo mundo de adolescentes, adoleciendo de casi todo, y yo, en medio, en medio de todo aquel maremagnum. A veces me preguntaba sí realmente les importaba a alguno de ellos mi vida, o sí realmente me veían más allá de mis quehaceres cotidianos, creo que nunca pensaron que podría tener una vida propia, la mía estaba dedicada a ellos y para ellos.


Una vez intenté que comprendieran que debían colaborar en casa. Les decía: el problema de la visualización del propio ombligo es una enfermedad que hay que atacarla desde el principio, no dejar que vaya a más, porque llega un momento en el que el ombligo crece desmesuradamente y no deja que veas nada más allá de él, y todo es una queja constante, un lamento. El ombligo es feroz, no permitirá que disfrutes de nada, no te permitirá ver lo bueno de tu vida, sólo te permitirá los 'peros', 'peros' para todo, al final se hará contigo, y para evitarlo decidirás estirparte tu ombligo, el gran culpable, pero morirás desangrado.

Mi marido y mis hijos me miraban sin comprender nada de lo que les había dicho, como si me hubiese vuelto loca, y todo quedo resumido a: - contrata a alguien para que te ayude en casa -.


Llevaba más de una hora esperando, por fin salió un policía y nos dijo que pasáramos (Carlos y yo) al despacho que estaba a final de pasillo, nos levantamos y le seguimos.
- Pueden sentarse, ¿ustedes dos se conocían?
Contestamos al unísono
- ¡No!
- Está bien, veamos si podemos aclarar un poco esta situación hasta que llegue e inspector Arribas, no creo que tarde
- ¿Han avisado a mi familia?, no he podido hablar por teléfono con ellos
- Sí, no se preocupe, ellos están avisados, su marido creo que viene con el inspector

Nos trasladaron a una sala en la que un taquígrafo tomó nota de nuestra declaración, después de firmarlas salimos de allí para ir de nuevo al despacho del jefe de policía donde estaban mi marido, el inspector Arribas y un hombre de unos cuarenta años que no conocía. Carlos se dirigió hasta el, supuse que sería el hermano de su amiga, la que habían atropellado.

El inspector Arribas se dirigió a Carlos y al otro hombre:
- Mi más sentido pésame caballeros. Pueden irse cuando quieran. Después se dirigió a mi:
- Hola Selene, ¿comprende ahora que no debe hacer nada por su cuenta?, para eso estamos nosotros, está poniendo su vida en peligro, por no hablar de que puede dar con nuestra operación al traste. Esta misma tarde se van usted y su marido a Madrid, y se olvida de hacer nada a no ser que la necesitemos, ¿de acuerdo?

Estaba tan cansada que ni siquiera conteste, era la primera que quería salir de allí lo antes posible.

Mi marido había decidido no dirigirme la palabra, estaba realmente enfadado. Cuando salimos de la comisaría me dijo: ya hablaremos en casa, y no volvió a dirigirse a mi.

Una semana después de mi regreso de Madeira, leyendo el periódico en el desayuno descubrí la foto del 'padre de Violeta' al lado del titular:
Nicola Talic, conocido con el sobrenombre de ' el manitas' en la basura


Madrid.
En la madrugada de ayer, apareció muerto Nicola Talic, su cuerpo estaba en un contenedor de basura en un polígono industrial de las afueras de la ciudad, el famoso 'manitas', apodado así por su habilidad en el manejo de piedras preciosas, estaba siendo vigilado por la policía desde hace meses, se cree que estaba implicado en el asesinato de Boris, otro de los componentes de la red, así como en el de su compañera Fana
Sejdiu que fue atropellada la semana pasada en la isla de Madeira. Se teme que esta red de traficantes de diamantes que opera en toda Europa puedan salir del país después de los últimos acontecimientos.

Estaban cayendo como moscas, sólo Violeta se estaba librando, la policía tenía detenido al conserje del hospital, Boris y los supuestos padres de Violeta estaban muertos, sólo quedaba ella, y ahora iría a por mí, no me perdonaría haberla robado los diamantes de los llaveros. La policía no sospechaba que cambié los diamantes por cristales, nadie sospechaba de mi, y yo tenía diamantes por valor de dos millones de euros en mi casa, tenía que sacarlos de allí, Violeta no tardaría en atar cabos sueltos, y mi familia podría estar en peligro.

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